Hace unas semanas tuvimos la oportunidad de visitar este avión estadounidense estrellado en la costa suroeste de Islandia. Era el 24 de noviembre de 1973, cuando se detectó una fuga de combustible en el Super DC-3 mientras sobrevolaba un terreno cercano a la localidad de Vík. El piloto visualiza una playa de varios kilómetros de ancho, donde realiza un aterrizaje forzoso en el que nadie pierde la vida, pero el avión queda destrozado bajo una capa de nieve y arena volcánica.

Si algo nos sorprendió de Islandia es la inmensidad de sus desiertos de lava y arena. Imaginarse lo que sintieron los tripulantes de este avión al aterrizar en un lugar como este en 1973 (cuando todavía no había turismo). Ahora ya es parte del paisaje, el fuselaje de este avión se encuentra a un par de kilómetros de la ring road. Un largo y solitario paseo que recomiendo encarecidamente hacer a pie por el simple hecho de ponerse en la piel de los soldados americanos que viajaban en aquel avión.









Hace unas semanas tuvimos la oportunidad de visitar este avión estadounidense estrellado en la costa suroeste de Islandia. Era el 24 de noviembre de 1973, cuando se detectó una fuga de combustible en el Super DC-3 mientras sobrevolaba un terreno cercano a la localidad de Vík. El piloto visualiza una playa de varios kilómetros de ancho, donde realiza un aterrizaje forzoso en el que nadie pierde la vida, pero el avión queda destrozado bajo una capa de nieve y arena volcánica.

Si algo nos sorprendió de Islandia es la inmensidad de sus desiertos de lava y arena. Imaginarse lo que sintieron los tripulantes de este avión al aterrizar en un lugar como este en 1973 (cuando todavía no había turismo). Ahora ya es parte del paisaje, el fuselaje de este avión se encuentra a un par de kilómetros de la ring road. Un largo y solitario paseo que recomiendo encarecidamente hacer a pie por el simple hecho de ponerse en la piel de los soldados americanos que viajaban en aquel avión.